Asistir a una exposición de Jean Dubuffet (Le Havre, 1901-París, 1985) es sumergirse en un torbellino de garabatos y monigotes muy alejados de lo que la tradición occidental consideraba belleza y asombrarse de cómo objetos en principio estrafalarios, y hasta grotescos pueden liberar una energía sutil que atraviesa y conmociona.
Todo en este artista francés es inusual: alguien dedicado profesionalmente al comercio de vinos por tradición familiar encuentra tardíamente en el arte su verdadera vocación y es capaz de imaginar - instalado en una evolución permanente- obras extravagantes que crean su propia belleza, y explorar caminos nuevos que - junto con Picasso-, le convierten en uno de los mayores descubridores de recursos plásticos del siglo XX.
Gillo Dorfles el crítico de arte y filósofo italiano le considera una de las figuras más originales de la segunda mitad del siglo, un gran creador, capaz de hallar en la convergencia entre lo figurativo y lo abstracto un nuevo horizonte artístico. Hoy goza de un reconocimiento internacional que no se hubiera podido predecir tras su primera exposición de 1944.
Se le ha comparado a Klee,por el vibrante uso de la línea y la capacidad para la invención pero es un Klee menos refinado más áspero y vital.
Fue prácticamente autodidacta. Al terminar el Liceo clásico asistió seis meses a la academia Julian en París y esa fue toda su formación académica. Volvió a la actividad familiar y en 1933 retornó a la pintura pero la abandona en 1937 para volver, de nuevo, al negocio de vinos. En 1942 inicia una carrera artística definitiva,convirtiéndose en un artista heterodoxo que según André Breton trabajaba con el estado salvaje de la mirada.
Doble autorretrato con bombín, aguada sobre papel, 1936
Fue pintor y escultor; le interesaron la literatura y la música y en Biografía a paso de carga deja unas interesantes memorias, breves e intensas.
Rechaza el arte que hacen en la posguerra conformistas abstractos y postsurrealistas, carente de espontaneidad y fuerza y trata de romper el marco de la pintura tradicional buscando inspiración en las obras marginales de niños y enfermos mentales. A esta producción la llamó Art Brut, - "arte espontáneo"- porque el impulso artístico pretende haber sido plasmado sin elaborar.
En 1944 hará su primera exposición en la Galerie René Drouin de Plaza Vendôme,"muy comentada por la prensa en vehementes artículos a favor y en contra. Hubo un buen número de compradores pero también furiosos vituperios." (p.50, de Biografía a paso de carga)
"Había tomado partido por las obras efímeras, rechazando toda preocupación por su conservación.[...] Se me ocurrió la idea de unos retratos con parecido secreto, chamánicos, que empecé a hacer a todas las personas de mi entorno y me tendrían ocupado un año entero.Antonin Artaud, al que veía a menudo, fue uno de aquellos a los que hice retratos."p.54
Dubuffet, Antonin Artaud, 1947
Tres viajes al Sahara entre 1947 y 49 le abren nuevos caminos y le lleva a lo que califica de "paisajes mentales". Estaba cambiando las reglas del juego sobre lo que fuera belleza mostrando que en lo que se considera fealdad puede encontrarse un carácter especial capaz de interrogar y conmover.
Lo supuestamente feo lo hace inquietantemente hermoso como los Corps de Dames, - titulo provocador- tan alejados de cualquier desnudo femenino de toda la historia del arte,y que solo pueden remitir a las más arcaicas de las venus prehistóricas; o las estilizadas ,-y sin embargo monumentales-, vacas que en medio de la exposición relucen como si emitieran luz y parecen llegar atravesando el tiempo desde Lascaux.
20 mayo 16, leído hoy en El ojo y el espíritu de M.M-Ponty: "La luz [...] desechada primero por los pintores de la materia, reaparece por fin en Dubuffet como una cierta textura de la materia".
En 1962 comienza la etapa de L'Hourlope: unos dibujos a bolígrafo, ejecutados mecánicamente, (automáticamente?) mientras hablaba por teléfono, dan origen al ciclo; inventa un lenguaje entre figurativo y abstracto, de imágenes que fluyen sin cesar y colores " bic" donde como en toda su obra subyace la deformación expresionista y la libertad dadaísta.
En Biografía a paso de carga recrea con ironía y escondida ternura el mundo de una infancia burguesa de provincias que arranca con la descripción del pequeño salón en la planta baja ,"con artesonado en el techo y paredes enteladas provisto de algunas sillas colocadas en círculo y numerosas figurillas y jarroncitos" donde su madre recibía a antiguas compañeras del internado una vez a la semana para hacer labor y charlar.Habla de su trabajo,de técnicas, y materiales,de las estancia en el Sahara, de exposiciones, de la llegada a América de sus obras y de él mismo... Y transmite credibilidad cuando recuerda su idea de no hacer arte para el mercado, de haber querido permanecer marginal ...
"Arrumbaba toda aspiración a hacer carrera y cualquier preocupación por su mérito, aspiraba solamente a que me sirviera como distracción de diletante.[...] Cuestionaba todos los valores y la creación artística me parecía que no necesitaba de esa destreza que me había esforzado tanto en adquirir.[...] Por primera vez me dí carta blanca para pintar con absoluta libertad y ligereza[...] experimentando en todos los sentidos e incluso preferentemente en contra del sentido común".p.45
"Durante todo el invierno de 1943-44 estuve ocupado, en los talleres de Mourlot, en litografías de tema diverso antes de preparar una serie para ilustrar los poemas de Guillevic sobre los muros."p.48
"Mi pasión por los muros, como la de las raspaduras y desconchones arrastraban mis dibujos a la estela de los graffiti."p.50
" La altura del monumento es de 12 metros. El público neoyorquino lo ha acogido con simpatía, como ilustra el hecho de que jamás ha sido objeto de graffitis ni de daños."p.108
Llega a la tercera dimensión con esculturas realizadas en poliestireno de blanco deslumbrante, fácil de esculpir con calor, y construye artefactos monumentales.
Emplea materiales no convencionales entonces (arenas, cantos, asfalto, betún, yeso...),mezclas insólitas (pintura lacada y al óleo, materiales groseros y refinados, colores sombrios y luminosos ...) y trabaja en profundidad las superficies con métodos sofisticados que van desde incisiones primarias tipo graffiti a tratamientos sutiles y refinados de la materia pictórica y el color que producen chispas en el contraste con lo primitivo y grotesco de las figuras y acumula en la obra imperceptibles matices que llegan hasta el espectador como sensaciones que le atrapan.
Dubuffet permanece como un revulsivo contra el conformismo ,y sus obras, una vez que se ha estado entre ellas, quedan en la memoria en un diálogo sin fin dilatando más y más las formas de percibir y sentir.
[añadido 28octubre2020]
"...en el Centro Pompidou le había conmovido tanto la intensidad de una pintura de Dubuffet que se descalzó y se arrodilló ante la obra para mostrarle su respeto..."
Ali Smith,Otoño,Nórdica,p21
No hay comentarios:
Publicar un comentario