martes, 12 de agosto de 2008

ANTON CHÉJOV en Natalia Ginzburg y Vasili Grossman



ANTON CHÉJOV (1860- 1904). 
Los lectores  de Anton Chéjov saben que su obra es un río profundo sólo  aparentemente apacible.Está concentrada  en 600 cuentos, unas pocas obras de  teatro , prodigiosas,-que a Tolstoi no le gustaban-,  y   un estudio-ensayo-libro de viajes...  sobre  la penitenciaría en la  isla de  Sajalín. Todo ello cabe en la  pequeña pero completa  biografía, Antón Chéjov, que Natalia Ginzburg escribió con  un golpe genial  de síntesis y sentido.

 

Por su parte Vasili Grossman  en Vida y Destino,  va enumerando cada uno  de  los aspectos del inmenso compromiso que   el escritor ruso mantuvo con  su país ,y con los seres humanos de cualquier parte del mundo.
 


                               

               

            -Vida y Destino, Cap. 66, p.353                   


"Maria Ivánovna sirvió el té. Ahora hablaban de literatura.
-Dostoyevski ha caído en el olvido -observó Madiárov-. Las editoriales no lo reeditan y las bibliotecas no lo dejan en préstamo así como así.
-Porque es un reaccionario-sentenció Shtrum
-Es cierto. No debería haber escrito Los demonios -aprobó Sokolov.
-¿Está seguro, Piotr Lavréntievich, de que no debería haber escrito Los demonios? -preguntó Shtrum-. ¿Tal vez es el Diario de un escritor lo que no debería haber escrito?

-No se puede castrar a los genios -dijo Madiárov-.Dostoyevski sencillamente no encaja con nuestra ideología. No es como Mayakovski, al que Stalin definió como el mejor y más dotado de nuestros poetas...Mayakovski es el Estado personificado, hecho emoción, mientras que Dostoyevski, incluso en su culto al Estado, es la misma humanidad.
-Si así lo cree -intervino Sokolov-, nada de la literatura del siglo XIX tiene cabida en nuestra ideología.
-¡Ni mucho menos! -discrepó Madiárov-.¿Qué hay de Tolstói? Él poetizó la idea de guerra del pueblo, y el Estado ahora se ha puesto al frente de la justa guerra del pueblo.Como ha dicho Ajmet Usmánovich, cuando las ideas coinciden aparece la alfombra voladora: se habla de Tolstoi por la radio, en las veladas de lectura, sus obras se editan; incluso nuestros jefes lo citan.
-Con Chéjov no ha habido ningún obstáculo. Fue reconocido tanto en su época como en la nuestra.
-¡Qué despropósito! -exclamó Madiárov golpeando las palmas de las manos contra la mesa-. Chéjov ha sido reconocido por un malentendido. De la misma manera que ha sido reconocido por un malentendido su continuador, Zóschenko.
-No lo entiendo -objetó Sokolov- Chéjov es un realista. Son los decadentistas a los que criticamos.
-¿No lo entiendes? -replicó Madiárov-.Espera te lo explicaré.
-No se atreva a decir nada contra Chéjov -dijo Maria Ivanóvna-. Lo amo por encima de todos los escritores."[...] 
-"Permíteme un instante, ¿qué tiene eso que ver con Chéjov?-Claro que tiene que ver, no faltaría más. En el fondo Chéjov se cargó a las espaldas la inexistente democracia rusa. El camino de Chéjov es el camino de la libertad de Rusia. Nosotros tomamos otro camino. Intentad abarcar todos sus personajes. Tal vez sólo Balzac introdujo en la conciencia colectiva una masa de gente tan enorme. No, ni siquiera Balzac. Pensad: médicos, ingenieros, abogados, maestros, profesores, terratenientes tenderos, industriales, institutrices, lacayos, estudiantes, funcionarios de toda clase, comerciantes de ganado, conductores, casamenteras, sacristanes, obispos, campesinos, obreros, zapateros, modelos, horticultores, zoólogos, actores, posaderos, prostitutas, pescadores tenientes, suboficiales, artistas,cocineros, escritores, porteros, monjas, soldados, comadronas, prisioneros de Sajalín..."
" -¡Basta, basta!-gritó Sokolov.
-¿Y basta?- rebatió Madiárov con un aire de amenaza cómico-. No, ¡no basta! Chéjov introdujo en nuestra conciencia toda la enorme Rusia, todas las clases estamentos, edades...¡Pero eso no es todo! Introdujo a esos millones de personas como demócrata, ¿lo entiende? Habló como nadie antes, ni siquiera Tolstoi, había hablado: todos nosotros, antes que nada, somos hombres. Habló en Rusia como nadie lo había hecho antes. Dijo que lo principal era que los hombres son hombres, sólo después son obispos, rusos, tenderos, tártaros, obreros. ¿Lo comprende? Los hombres no son buenos o malos según si son obreros u obispos, tártaros o ucranianos; los hombres son iguales en tanto que hombres.Cincuenta años antes la gente, obcecada por la estrechez de miras del Partido, consideraba que Chéjov era portavoz de un fin de siècle."

"Pero Chéjov es el portador de la más grande bandera que haya sido enarbolada en Rusia durante toda su historia: la verdadera, buena democracia rusa.Nuestro humanismo ruso siempre ha sido cruel, intolerable y sectario.
Desde Avvakum a Lenin nuestra concepción de la humanidad y la libertad ha sido siempre partidista y fanática. Siempre ha sacrificado sin piedad al individuo en aras de una idea abstracta de humanidad. Incluso Tolstói nos resulta intolerable con su idea de no oponerse al mal mediante la violencia, su punto de partida no es el hombre, sino Dios. Le interesa que triunfe la idea que afirma la bondad, de hecho los "portadores de Dios" siempre se han esforzado, por medio de la violencia, en introducir a Dios en el hombre, y en Rusia, para conseguir este objetivo, no retrocederán ante nada ni nadie; torturarán y matarán si es preciso.
Chéjov dijo : dejemos a un lado a Dios y las así llamadas grandes ideas progresistas; comencemos por el hombre, seamos buenos y atentos para con el hombre sea éste lo que sea: obispo, campesino, magnate industrial, prisionero de Sajalín, camarero de un restaurante; comencemos por amar, respetar y compadecer al hombre; sin eso no funcionará nada. A eso se le llama democracia, la democracia que todavía no ha visto la luz en el pueblo ruso."
Galaxia Gutenberg, 2007

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