Las sospechas, hechas públicas, sobre la autenticidad de El Coloso de Goya han arrastrado hasta la actualidad a un pintor poco conocido: Asensio Juliá, a quien Goya retrató, y ese retrato sí lo pintó Goya.
. Retrato de Asensio Juliá, por GOYA.h1798, 54 x 41. ThyssenAl caer sobre Asensio Juliá todos los focos, este cuadrito ha puesto de relieve su emotiva belleza. En muchos sentidos Asensio Juliá, llamado el Pescadoret, nacido en Valencia en 1748 y a quien se puede acabar atribuyendo la autoría de El Coloso,ha sido el beneficiado de la controvertida polémica.
Asensio Juliá fue ayudante del pintor y éste le pinta como a un amigo, un artista-artesano, con los andamios de algún fresco a la derecha en los que habrá ayudado (¿San Antonio de la Florida?) y su bata de pintor, de tonos oscuros ribeteada de azul y su sencillez y nada más. Lejos de otros retratos donde la importancia social o intelectual, o política de los retratados deban hacerse patentes y Goya lo logre con maestría y elegancia y algunas veces hasta con un poco de vulgaridad atenuada si el modelo abunda en ella (Godoy, Maria Luisa, Fernando VII...).
Aquí los únicos valores son plásticos: colores, formas, luces, sombras, cuidadas veladuras. En el suelo los "instrumentos de pintar", y un juego de planos y luces que refulgen de expresividad; además en algunas partes de la tela el óleo tiene la ligereza y fluidez de la acuarela, "logrando mucho con poco" como decía Palomino de Velázquez, con pinceladas escasas, abocetadas, rápidas y certeras.Y en la parte inferior izquierda un escrito : "Goya a su amigo Asensi".
Goya es un gran pintor con una extensa obra y no necesita nada que no sea suyo.Se le quita parte de su obra dudosa, aunque importante, a la que su nombre ha prestado aura,y sigue siendo el gran pintor que fue siempre, incluso en vida.Primero ha sido El Coloso quien ha entrado en la barrena de la polémica y las dudas.No debiera sorprender, los avales para apoyar su autoría fueron inciertos: un nombre en el inventario de 1812 en la que una obra, la X18, se refiere a un gigante y la enorme potencia de la figura del Coloso, de la que se juzgó sólo Goya era capaz.
Se pasaron por alto detalles técnicos nada goyescos,fallos en el dibujo, en la perspectiva en la aplicación del color y otros...necesarios para identificar al gran pintor, aparte de que, posteriormente, las radiografías de la tela muestran un importante pentimento (corrección) en la figura principal, impropia de Goya que solía iniciar los cuadros con un modelo muy estructurado en la cabeza y hacer pocas correcciones.
Las dudas sobre el Coloso vienen de lejos pero las activaron valientemente Manuela Mena y Juliet Wilson-Bareau, la última comisaria de la exposición de 1993 en el Prado, Goya, el capricho y la invención y ha sido el inicio de profundos estudios del cuadro.El experto en Goya y profesor inglés Niegel Glendinning está totalmente en desacuerdo y ha arremetido contra los argumentos en que se basa la caída de El Coloso de la obra de Goya.
Se ha roto el sello de la sacralidad y aunque desde hace tiempo haya dudas razonables sobre algunas otras obras, como La lechera de Burdeos, de un estilo sin ninguna relación con otras obras del gran pintor, o La hoguera y La degollación que ya cayeron del catalogo de la exposición de 1993,ahora las dudas se extienden a las 14 pinturas al óleo sobre yeso que son Las Pinturas Negras. El catedrático de la Historia del Arte Juan José Junquera afirmó en un estudio en 2003 que algunas de las pinturas de la Quinta del Sordo las realizó el hijo del pintor.
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