En una pausa de descanso se enciende la tele sin mucho interés, pero recorriendo diversos canales sin atractivo se tropieza con Casablanca, ya empezada y vista innumerables veces y que se sabe un mito intocable
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Se la sigue desapasionadamente, recordando, la primera vez que se vio en el cine, la compañía, la lluvia, y todas las veces que se ha vuelto a ver con emoción ,mientras los fotogramas se suceden, se desarrolla la historia, suena la música y los actores intervienen... y por primera vez se es consciente, como si se cayera en Damasco ,de que tiene todos los ingredientes de una mala película.
Todos sobreactúan, los decorados, el guión,-a pesar de los diálogos chispeantes pero hechos con frecuencia de tópicos-, los actores, la música,hasta la niebla... e incluso Bogart, haciendo de Bogart. Pero Ingrid Bergman resplandece, no sólo por su belleza luminosa, sino como una actriz excepcional en cualquier ocasión. Admira verla moverse, estar, hablar, mirar...y la voz, si es -como en el post- en versión original...
Y si todo lo demás es falso... ¿por qué se adora Casablanca? ¿Por qué es la película preferida de tanta gente?.
Posiblemente porque es un artefacto verdadero, arte...magia pura. Esa transformación ¿del plomo? en oro que buscaban los alquimistas.Y, además, nunca ha sonado mejor La Marsellesa.
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