El alboroto producido en el Museo del Prado con la exposición de una réplica de la Gioconda ; la aglomeración de gente arremolinada, hasta seis filas en torno a la pintura el día 21 de febrero, cuando completamente restaurada se ha presentado en sociedad, recuerda la frase del crítico Louis Vauxcelles en 1905 "Donatello parmi les fauves", aunque por otras razones.
El lanzamiento por parte de El Prado, sirviéndose de las mejores técnicas publicitarias ha tenido éxito. Otra cosa es si este venderse de los museos como espectáculo no les convierte en parques temáticos y como tales en divertidos y banales entretenimientos; parte del espectáculo general que terminaría en los programas basura de la tv.
Porque hay personas para quienes los museos son contenedores de obras valiosas, conservadas y expuestas en las mejores condiciones para contribuir a la alfabetización visual de sus visitantes, afinando su percepción y sensibilidad; humanizándolos, como para Mijail Piotrovsky, director de el Hermitage, para quien los museos son:"guardianes del pensamiento del hombre".
Porque hay personas para quienes los museos son contenedores de obras valiosas, conservadas y expuestas en las mejores condiciones para contribuir a la alfabetización visual de sus visitantes, afinando su percepción y sensibilidad; humanizándolos, como para Mijail Piotrovsky, director de el Hermitage, para quien los museos son:"guardianes del pensamiento del hombre".
Mona Lisa o Gioconda, o la joven florentina Lisa Gherardini, casada con el rico comerciante en sedas Francesco del Giocondo, la imagen más conocida y reproducida de la Historia del Arte fue la que eligió Marcel Duchamp en 1919, para desacralizar el arte tradicional, y no se límitó a pintarle bigotes a lo Dalí y perilla; también se burló de la solemnidad con que está representada y lo que simbolizaba al escribir debajo de la figura las mayúsculas L. H. O. O. Q. que leídas rápido en francés equivalen a Elle a Chaud au Cul.
La restauración de esta pintura que estaba en las colecciones reales españolas desde el siglo XVII -con cuyos fondos se crearía el Museo del Prado en 1819- y habitualmente expuesta en el Museo ha resultado una sorpresa para todos. Se pensaba era una copia del cuadro de Leonardo hecha por un pintor flamenco.En el siglo XVIII - casi inexplicablemente, pero hay más ejemplos- se cubrió el paisaje del fondo con pintura negra, lo que alejaba aún más relacionarla con la obra original.
Ha sido una limpieza para prestársela al Louvre la que ha llevado a descubrir todo, o casi...
El Prado no tiene ningún leonardo lo que añade interés a un "hallazgo" que ha resultado sólo una réplica pero estimable y enigmática porque se cree de forma razonable que se realizó en el taller de Leonardo y al mismo tiempo que él realizaba la auténtica Gioconda, por uno de sus discípulos, posiblemente Salai. La simultaneidad se basa en la coincidencia del dibujo y en que ambas pinturas bajo los rayos infrarrojos tengan las mismas correcciones, lo que se llama "arrepentimientos" .
(izda.) Leonardo da Vinci, h 1510-13, óleo sobre tabla, 77 x 53 cm. París, Museo del Louvre
(dcha.)Discípulo de Leonardo, h1510...,óleo sobre tabla, 76 x 57 cm. Madrid, Museo del Prado.
No es igual crear que copiar; imaginar, diseñar que reproducir..., que volcar plásticamente reflexiones profundas de toda una vida como el concepto de hombre, de la naturaleza, de lo que debe o puede ser la representación artística, del fluir continuo del tiempo y del espacio terrestre,siempre en construcción; de la inmersión de los cuerpos y los objetos en la atmósfera...todo eso está contenido en la Gioconda de Leonardo y más...
La curiosidad intelectual, la imaginación y el talento no tiene límites en Leonardo; le interesa y estudia la naturaleza, física, anatomía, mecánica...es capaz de proyectar artefactos -de ciencia ficción para la época- pero que se pueden considerar anticipaciones geniales de aplicaciones técnicas, cuyos diseños y apuntes, quedan en sus cuadernos ; es el prototipo de hombre renacentista total y de genio.
El retrato le pintó Leonardo en sus últimos años y no se separó nunca de él. Cuando en 1516 abandona Milán siguiendo a su protector el rey Francisco I lleva consigo la pintura. A su muerte en el castillo de Amboise en 1519 , deja el cuadro a Salai. Vasari que le admiraba tanto que en sus Vidas le compara a un dios y que escribe pocos años después de morir el artista, dice "esta obra la tiene hoy el rey Francisco de Francia en Fontainebleau." De ahí pasaría al Louvre.
De sus últimos años en Francia escribe el poeta polaco Adam Zagajevski ( Mano invisible, Acantilado 2012)
LEONARDO
Ahora vive en Francia,
más tranquilo y mucho más débil.
Es el orgullo del reino. El monarca
le honra con su amistad.
El Loira fluye lento con sus aguas.
Considera los proyectos
que no ha conseguido realizar.
La mano derecha , medio paralizada,
ya se ha despedido de él.
La izquierda también querría irse.
Y el corazón y todo el cuerpo.
Aún se defienden
las islas de luz.
Las dos pinturas tienen notable parecido y notables diferencias. Esas diferencias juegan a favor de Leonardo que ha creado la pintura y ha llenado el retrato de pensamiento y misterio;todo su conocimiento empírico y sus reflexiones sobre la naturaleza las ha dejado en la figura y el portentoso paisaje; además el tiempo transcurrido a "la intemperie" contribuye a aumentar el aura de la imagen; ya dijo Goya que el tiempo también pinta.
Por otra parte las restauraciones por bien hechas que estén siempre son sospechosas, como las traducciones. Cuando se ha visto la Capilla Sixtina, sólo un poco restaurada...como una mancha de llamativos colores frente a la inmensidad de los frescos tal como habían llegado hasta los años ochenta...es verdad que el humo de las velas de siglos...pero los colores tan metálicos, tan ácidos, que sacaron a flote los especialistas japoneses...quién garantiza que sean más auténticos por muy anticlásico que fuera Miguel Ángel...; después de todo una restauración es una especie de lavado realizado por expertos que quitan barnices oxidados, o suciedad si es un fresco ...pero que puede arrastrar otras cosas.
No sorprende que en el Louvre se resistan a restaurar su Gioconda verdadera.