En 2019 coincide el bicentenario de dos de los pilares de la literatura norteamericana: Walt Whitman y Herman Melville. Entre ellos existen algunos paralelismos : además de nacer el mismo año Melville en Nueva York y Whitman en la cercana Long Island, la duración de sus vidas es casi la misma, y, como señala Cesare Pavese "Además de la rebelión contra las mezquinas realidades de su tiempo, Melville tiene en común con el sabio de Camden la mixta genealogía inglesa y holandesa..."
Italo Calvino señala en el prólogo de La literatura norteamericana y otros ensayos, que Melville era el autor favorito de Pavese porque veía en él "el soberbio ideal de hombre -a quien los trabajos, la naturaleza, y sobre todo la literatura han dado sabiduría".
El aniversario recuerda que va siendo hora de leer Moby Dick, siempre postergado por otras lecturas también urgentes. Es el libro que Fernando Savater elige para leer "Si vas a leer un solo libro" en tu vida que sea de poesía, filosofía, aventuras, terror, histórico y hasta político y -dice y recomienda releerlo cada año lo que puede dar idea de su interés pero también de su complejidad.
El intento ya lejano de abordarle se recuerda como una lectura ardua y arriscada, para la que sin duda se hubieran necesitado las botas claveteadas de alpinista suizo que recomendaba Mandelstam para transitar por la Divina Comedia; pero esas botas pueden suplirse con ventaja por las páginas que Pavese dedica a Melville y Moby Dyck utilizadas como acicate y guía de lectura porque arrastra su lucidez y pasión y especial belleza:
"Melville es en realidad un griego. Lee uno las evasiones europeas de la literatura y se siente más literato que nunca, insignificante, cerebral, blando; pero lee a Melville, que no se avergüenza de empezar Moby Dick, el poema de la vida bárbara, con ocho páginas de citas y seguir con discusiones, sin dejar de citar, haciendo el literato, y se siente uno renacer, el cerebro se dilata, se siente uno más vivo y más hombre. La tragedia (Moby Dick), como entre los griegos, es francamente sombría, pero es tanta la serenidad y la sencillez del coro (Ismael) que cuando salimos del teatro nuestra capacidad vital está exaltada.[...]En resumen Herman Melville es sobre todo un hombre de letras y de pensamiento, que en sus comienzos fue ballenero, un Robinson, un vagabundo."
"Herman Melville vino al mundo enfermizo y extrañado. Y parece que hacia los diecinueve años ya emborronaba cuartillas. Después de improviso el mar: cuatro años de peripecias y camaradería, la pesca de la ballena, las Marquesas, una mujer, Tahití, Japón, los cachalotes, algunas lecturas, muchas quimeras, El Callao, el cabo de Hornos; y en octubre de 1844 desembarca en Boston un hombre musculoso y atezado con experiencia de los, vicios humanos y del valor."p,123
"Es preciso ver bien en qué consiste esta cultura de Melville que tanto interviene en su obra. [...]Los gustos de esta "época de oro" son afines a los ingleses de Coleridge, Keats y Shilley: para éstos, el gran siglo es el XVII. Pero los norteamericanos y Melville descubren allí raíces más profundas, y no sólo impulsados por la memoria de la crisis histórica que dio origen a la colonia, sino por la necesidad de afinidades espirituales para la bravía sed de libertad interior, de más allá y de ignoto que a la colonia había dado vida y tradición".125
"Estos norteamericanos de Nueva Inglaterra son grandes lectores de la Biblia [...]En Moby Dyck se siente su presencia en cada pasaje, y no sólo fónica -en los nombres de Ahab, Ismael, Raquel, Jeroboan, Bildad, Elías y todos los demás-, sino también en la visión terrorífica y en la severidad de su incesante espíritu puritano, que convierte lo que hasta pudiera parecer un científico tale of terror a lo Poe en una sombría tragedia moral, donde la catástrofe no es obra de una fuerza humana o natural sino de un monstruo, el Leviatán".p126
"En Moby Dyck hay un divertidísimo capítulo titulado "Jonás, considerado históricamente". Es aquí donde ciertamente entra en escena el siglo XVII"
"Además, en las páginas del ballenero puritano resuena a menudo el tono punzante de la nueva lengua científica y filosófica que estaba construyéndose, mezclando ornamentos latinizantes con nerviosas ocurrencias casi dialectales, de la nueva sensibilidad. Si fuera cierto que lo ha leído, diría que Melville ha tomado más de Giordano Bruno que de ningún otro."p126
"Para dar un fiel trasunto de Moby Dyck,[...] diré que se trata -así lo creen los armadores y la tripulación al embarcarse- de la travesía del ballenero Pequod por los océanos Atlántico, Índico y Pacífico a la pesca de cachalotes; pero el capitán Ahab revela a la tripulación que su propósito es matar a la ballena blanca (Moby Dyck), un cachalote de famosa ferocidad, para vengarse de la mutilación que le infligiera en un viaje anterior."127
"Moby Dick es también una suerte de oceánico tratado zoológico y ballenero, y un poema de la acción y el peligro."
"El ideal de Melville culmina en Ismael, marinero que puede remar media jornada tras un cachalote junto con sus iletrados colegas y retirarse después a una cofa a meditar sobre Platón".p.122
Habrá que sumergirse en Moby Dyck y con la expectación por contagio de las palabras de Pavese, atravesar las "ocho páginas de citas", y seguir, con la idea de que a pesar de las dificultades será una aventura de la dimensión de la lectura del Ulises de Joyce, igualmente dura y gratificante.
-Cesare Pavese, La literatura norteamericana y otros ensayos, Lumen, 2008. introducción de Italo Calvino.
Herman Melville, Moby Dyck, Círculo de Lectores, 1999,traducción de José María Valverde.